sábado, 2 de junio de 2012

CONCURSO MATEMÁTICO

LAS COMPETENCIAS BÁSICAS PUEDEN SER DIVERTIDAS


El curso pasado participé en el programa de acompañamiento tutorizando a un grupo de alumnos de 5º de Primaria. Para el último día de clase, diseñé una actividad muy dinámica basada en las competencias básicas y que les hizo disfrutar muchísimo.

La actividad consistía en una especie de concurso donde se les hacía una pregunta: ¿Quién lloró anoche?, y ellos/as tenían que encontrar una serie de sobres con pistas repartidos por las instalaciones del centro y siguiendo las instrucciones de cada pista, a través de unas claves y realizando una serie de operaciones matemáticas (competencia matemática), resolverían finalmente el enigma. Imaginad lo motivados que estaban.

Lo primero que hicimos fue diseñar un logotipo para el grupo (competencia cultural y artística), que se escanearía e imprimiría (tratamiento de la información y competencia digital) para pegarlos a los sobres y así poder identificarlos sin problemas.

Después, se hizo entrega a cada miembro del grupo de un objeto que les iba a ayudar a resolver las pistas: un espejo, tempera negra y pincel, un mapa, una brújula y un folio con 3 agujeros (ya veréis para qué sirve). Por eso, el trabajo en grupo era muy importante, ya que era responsabilidad de todos conseguir el objetivo final y cada uno tenía su importancia para el grupo (competencia social y ciudadana).

Las pistas eran 4 y estaban repartidas por el colegio, por lo que lo primero que tenían que usar era al mapa con coordenadas y la brújula (competencia en el conocimiento y la interacción con el mundo físico). En cada sobre se detallaban las instrucciones para su resolución, algunas bastante complejas, por lo que debían entender bien lo que leían e interpretar correctamente las pistas (competencia en comunicación lingüística).

En el primer sobre, encontraron un texto escrito al revés. Para leerlo correctamente debían usar el espejo, pero a esta conclusión tenían que llegar por sí mismos (competencia de autonomía e iniciativa personal). Ese texto les indicaba una operación matemática a realizar (fracciones y potencias).

La segunda pista la tenían en un sobre donde se les indicaba que la pista estaba escrita con tinta invisible. Llegaron a la conclusión de usar la témpera y el pincel. Tras pintar sobre el papel, descubren una división.

La tercera pista consistía en utilizar una noticia del periódico y averiguar las letras clave. Ahora era el momento de usar el folio de agujeros a modo de plantilla. Las letras que salían al descubierto daban una cifra que se resolvían usando la siguiente clave: p = 5. c = la mitad de r + 2. r = el doble de p – 2.

La cuarta pista la componían 3 folios con unos extraños símbolos en la parte inferior. La forma de comprenderlos era juntar los folios y dirigirlos hacia la luz. Esto nos daba otra división.

Una vez con todas las pistas resueltas, que daban unas cifras, volvimos al aula y allí se hicieron las operaciones correspondientes con los datos que teníamos. Cada vez que hacíamos una operación cogíamos la primera cifra y la teníamos que escribir en una calculadora. El resultado final fue 383873. Esta cantidad no les resolvía el enigma, pero... ¿y si le damos la vuelta? (competencia para aprender a aprender).

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