martes, 16 de julio de 2013

PROYECTO "JOAN MIRÓ"

Proyectos de 4 años 2012/2013: UN PROYECTO DE GRAN ENVERGADURA

Hace tiempo comenté en un artículo que los proyectos pueden ser cortos en el tiempo y sencillos de realizar y puse un ejemplo de ello. Este es el caso opuesto, se trata de un proyecto de gran envergadura que nos ocupó casi tres meses y donde se utilizaron una gran variedad de recursos y materiales.

Todo comenzó con una visita al Centro de Arte Contemporáneo de Málaga (CAC). Allí se exponen obras de arte abstracto y esta modalidad artística conecta muy bien con los niños/as de estas edades pues son capaces de ver e intuir donde los adultos, quizás por nuestra excesiva preconcepción de la realidad, no somos capaces de imaginar.

A partir de ese momento, era obvio que teníamos que realizar un gran proyecto de expresión plástica, y el mejor exponente que concebimos para el mismo era Joan Miró, ya que por las características expresivas surrealistas y la simbología de su obra lo consideraba uno de los artistas más idóneos para trabajar en un proyecto con mis alumnos/as. De hecho, el propio Miró decía que viendo su obra se reencontraba con el niño que una vez fue.

Así, se fue dando forma a la programación del proyecto partiendo de varias ideas que predominaban: en el proyecto se iba a pintar "de verdad" con los materiales que usan los artistas; además de la pintura, también estaría presente la escultura; se iba a potenciar al máximo la creatividad y la imaginación de los niños/as huyendo de fórmulas preestablecidas; había que involucrar a las familias en el proceso; y el proyecto acabaría con una gran exposición de todas las obras realizadas.

De este modo, para introducir a los niños/as en el tema que nos ocuparía los próximos meses y empezar a aprender nuevos conceptos, creé una presentación en powerpoint para la pizarra digital que vimos en clase. En ella no solo se presenta al pintor y parte de su obra, sino que se empieza a introducir en la simbología que el mismo usaba. Eran sorprendentes los comentarios acerca de los símbolos de algunos cuadros y de cómo los relacionaban con elementos de la realidad que ellos/as conocían. En "mujer sentada" muchos vieron un ancla, en los ojos hechos con puntos veían el auricular del teléfono de casa de su abuela, en "personaje y perro al sol" vieron a una viejecita cuando se le dio la vuelta, en la escultura "mujer y pájaro" vieron un plátano...En fin, que estaban interpretando las obras según sus propias realidades, que al fin y al cabo es una de las intenciones de los artistas. Lo que sí era denominador común fue el hecho de que ninguno decía que eran cuadros feos, que estaban mal pintados y otra serie de barbaridades que solemos pensar los adultos con nuestras mentes cargadas de preconceptos acerca de lo que está bien y mal. Todo lo contrario, les encantaba imaginar los títulos, pues primero se les enseñaba la obra y luego la obra con el título. A partir de aquí entró en juego el componente más importante a la hora de afrontar una obra de arte: el componente emocional. Empatizaron perfectamente con Miró y lo veían como un compañero más que plasmaba la realidad de forma muy parecida a como ellos/as hacen.

Aquí también se introdujo otro elemento importante como es la firma y la necesidad de poner el nombre en las cosas que creamos.

Y una vez presentado el artista, vino la fase en la que queremos conocer más, y para eso entran en juego las familias. Se envió una nota a casa para traer más material sobre el tema. Cada día venían con libros, láminas, dibujos, información de internet... y cada uno la iba presentando a sus compañeros/as, convirtiéndose en maestro/a, porque el que enseña aprende dos veces. Todo este material iba pasando al rincón de biblioteca para consulta.

Empezamos a trabajar el libro que habíamos preparado y así aprendimos una poesía, escribimos los títulos de algunos cuadros, los nombres de los materiales que luego utilizaríamos, de los colores, algunas sumas y también nuestra inicial.

El aula se impregnó de Miró: en las asambleas, en el rincón de biblioteca, en el rincón de plástica...

Y entramos de lleno en el trabajo creativo. En primer lugar, presentamos los materiales y explicamos su uso. Los lienzos, el caballete, los pinceles y pinturas, los rodillos, las paletas... y, por supuesto, como estos materiales los iban a usar de forma autónoma, se explicó qué hacer para no mancharnos, cómo hacemos cuando queremos usar otro color, cómo lavar las cosas sin dejar el suelo lleno de agua, qué hacer para que se sequen los pinceles... Lo aprendieron, y lo más importante, demostraron que lo habían aprendido pues era sorprendente el cuidado y esmero que ponían en el buen uso.

Cada día iban pintando sus lienzos y aquí sí que desplegaron toda su imaginación. Al día siguiente, cuando se había secado el lienzo, su autor/a lo presentaba al resto de la clase y se llevaba un gran aplauso. La verdad es que los cuadros son impresionantes, ya los veréis en las fotos. También eran impresionantes los títulos (que ponían ellos solos): "casa flotante con pájaro en el tejado", "avión volando sobre campo de fútbol", "arcoiris de piruletas", "el ferrari de Juan Miró", "submarino y delfín al sol"...

Estaban muy entusiasmados con sus creaciones, sobre todo porque eran "de verdad", con pinturas y materiales que usan los mayores, nadie les había dicho cómo lo tenían que hacer, si estaba bien pintado o no, nadie había echado la pintura en los cuencos por ellos, nadie les lavaba los pinceles, nadie pensaba por ellos/as. Se les había dado la oportunidad de ser mayores y habían respondido.

Muchas familias me lo corroboraban: "mi niño no para de hablar de Miró", "está todas las tardes pintado", "está loca por enseñarme su cuadro"...

Después pasamos a las esculturas. Teníamos claro que queríamos hacer una megaescultura entre todos para ponerla en la puerta de la exposición a modo de referente, así que elegimos la que más les gustaba: "mujer y pájaro". Con grandes cajas de cartón y papel continuo ensamblamos una gran escultura y la fueron coloreando con pintura de dedos. Si bien el otro era un trabajo individual, este era un trabajo en grupo y se coordinaban estupéndamente. Al mismo tiempo, hicieron esculturas individuales, pero viendo lo espectacular que estaba quedando la otra, decidieron que querían hacer la misma pero a escala menor. Ellos/as deciden, yo guío. Pensamos en qué nos haría falta y concluimos que botellas de agua vacías y cartones de papel higiénico eran la base de la obra. Y cómo no, volvimos a echar mano de casa. Una nueva nota pidiendo materiales y la colaboración fue espectacular. En los días siguientes llegaron más de 50 botellas y rollos, porque como decían los niños/as: "me he traído una para mí y algunas más por si a alguien se le olvida". Un gran valor la solidaridad.

Y apareció un nuevo material: la cola. Les fascinó. Aprendimos cómo se preparaba y recortando trozos de periódico iban forrando sus botellas. Cuando se secaron las pintaron y con plastilina remataron el pico. Aunque ellos/as todos los jueves (día de la fruta) cogían sus plátanos y se los ponían en la cabeza.

Por último hicimos las estrellas con palos de polo. También dibujaron algunas láminas para completar la exposición. Durante todo ese tiempo de creatividad jugaban a un par de juegos que les programé con jclic para el ordenador y la pizarra digital de puzles y cuadros de Miró donde salían sus caras.

Y llegó el montaje de la exposición. La montamos en el aula de psicomotricidad con 5 espacios: "Museo interactivo" con 2 ordenadores donde estaba la presentación en powerpoint y los juegos en jclic, "Dibujos" con las láminas que habían hecho, "Estrellas" con un móvil colgante y sus estrellas, "Cuadros" con todos los lienzos agrupados formando un mural gigante, "Esculturas" con las esculturas realizadas, y "Los artistas" con un panel donde aparecían sus caras en el cuadro "personaje y perro al sol" con su nombre debajo. Todo el espacio estaba circundado por las láminas de la portada de su libro donde habían reproducido su cuadro favorito y la lámina de su inicial, que la habían hecho con la letra estilo Miró. Además, una muestra del libro para casa y la megaescultura en la puerta de nuestro museo.

Se prepararon las invitaciones para las familias y los compañeros/as y las repartieron por las clases de Infantil y Primaria. Y llegó el gran día. Por allí pasaron durante la mañana los compañeros/as de otras clases y por la tarde nos visitaron las familias. Fue especialmente emocionante que vinieran al aula los compañeros/as de otros niveles con sus tutoras para felicitarnos por lo que les había gustado la exposición.

Y como hay que buscar la versatilidad, aprovechamos que en el ciclo se había decidido este año hacer un regalo para el Día de las Familias, para que los niños/as regalaran sus cuadros a las suyas. Creo que es el mejor regalo que les podían hacer.

Cuando todo acabó y echamos la vista atrás, después de tantos meses de trabajo, la satisfacción es aún más grande si cabe pues esos lienzos, antes blancos y sin vida, y ahora llenos de colores, creatividad y esfuerzo les servirán de recuerdo de que un día fueron ellos mismos.

Y para terminar, a modo de homenaje particular a estos grandes artistas con los que tanto disfruté en este proyecto quisiera presentarlos a ellos/as y sus obras:

Piedras, flor, estrellas, ojos y barca 
(Lucía Calderón)

El sol se cae en la casa 
(Enrique)

El gallo loco canta de noche 
(José María)

Estrellas de primavera 
(Blanca)

La casita rota está 
(David)

Arcoiris de piruletas 
(Marina)

 Diana en el parque mágico
(Diana)

Montañas
 (José Antonio)

Casa flotante con pájaro en tejado
 (Martina)

El carnaval del fútbol
 (Jesús)

El castillo de Mallorca 
(Adriana)

El coche con ojos
 (Álvaro)

El sol a la luna 
(Lucía Maldonado)

Avión, casa, bolas 
(María Muñoz)

Niños en el árbol mágico 
(Claudia)

Casa de campo 
(Alba)

El cohete y la nieve 
(José Carlos)

Avión volando sobre campo de fútbol 
(María Narbona)

El ferrari de Juan Miró 
(Iván)

Azul, blanco y pastel 
(Itzan)

Dragones españoles 
(Alexander)

Piedras con flores
 (Blessing)

Submarino y delfín al sol (Hugo)

Casa, bola y estrellas 
(Clara)

Personaje en laberinto
 (Adam)

martes, 9 de abril de 2013

PROYECTO "LOS ESQUELETOS"

Proyectos de 4 años 2012/2013: EL CURRICULUM OCULTO

Una de las mayores ventajas de la metodología por proyectos es su versatilidad. Si bien se plantean en torno al desarrollo de un objetivo principal, también se cubren múltiples objetivos de forma transversal que de otra forma quedarían prácticamente excluídos de nuestra programación, y lo que es peor, de nuestra práctica docente.

Un ejemplo de ello es este proyecto. Su principal objetivo es desarrollar la capacidad lógica y matemática, pero para conseguirlo recorremos un camino en el que ponemos en liza otra serie de capacidades de tal importancia que adquieren un carácter de eje transversal y forman parte de lo que se denomina el currículum oculto, aunque yo prefiero llamarlo el currículum implícito.

Para aclarar estos conceptos, todos tenemos claro que hay un currículum normativo y prescriptivo que hay que atender por ley. Pero, si bien estos aprendizajes son explícitos y descritos en normativa (véase DECRETO 428/2008, de 29 de julio, por el que se establece la ordenación y las enseñanzas correspondientes a la Educación Infantil en Andalucía. (BOJA 19-8-2008); y ORDEN de 5-8-2008, por la que se desarrolla el Currículo correspondiente a la Educación Infantil en Andalucía. (BOJA 26-8-2008)), esto no significa que en un aula no tengan lugar otra serie de aprendizajes no especificados en normativa, pero que se acogen al ámbito del sentido común. Por ejemplo, no sería de sentido común establecer en mi aula un día de la fruta en el que los niños/as desayunen frutas y yo desayune un bizcocho.

A este respecto, la escuela debe tener, además de su papel obvio de centro de enseñanza, otra serie de funciones que forman más bien parte de la adaptación curricular del centro respecto a su entorno socio-económico y cultural.

Este proyecto tiene como finalidad trabajar los números, pero de forma implícita tiene otro objetivo tanto o más importante: desarrollar la valoración del esfuerzo personal. Me explico: mediante la canción de los esqueletos se trabajan los números del 1 al 10, pero como el proyecto tiene lugar durante la celebración del carnaval, necesitamos elaborar los disfraces de esqueleto para compartir la canción con otros compañeros/as. ¿Cómo cubre esta actividad una necesidad que demanda nuestro contexto? Pues en el momento en que esos disfraces son elaborados con materiales de uso cotidiano, haciendo que se valore el hecho de que no es necesario gastar una cantidad desproporcionada de dinero en un objeto que para los niños/as normalmente adquiere más valor cuando participan en su proceso de creación.

Al igual que existen centros en contextos de deprivación sociocultural con necesidades compensatorias tales como el acceso a las tecnologías (en el mejor de los casos), e incluso en casos más extremos el acceso a la alimentación, hay otros centros, como el mío, que al encuadrarse dentro de un contexto económico alto, las necesidades compensatorias son opuestas, pero siguen siendo necesidades que deben ser cubiertas: enseñar a los niños/as que no es más feliz el que más tiene, sino el que menos necesita (esta frase fue acuñada mucho antes de que existiera una conocida marca sueca de venta de muebles).

Y estos valores los niños/as los asumen de forma muy natural, porque no tienen ningún tipo de sesgo social que artificialmente nos creamos los adultos. El ejemplo claro está en que en muchas aulas conviven niños y niñas que proceden de clases sociales diferentes, de religiones distintas, de idiomas, costumbres y culturas diversas, y de estructuras familiares muy dispares y, sin embargo, se relacionan los unos con los otros sin ningún tipo de prejuicio ni de cortapisa. ¡Cuánto tendríamos que aprender a veces de los niños/as!

El caso es que aprendimos la canción y trabajamos los números en el libro para casa, y a partir de ahí escribir la fecha tenía más sentido, al igual que entender los números del calendario o las horas del reloj (todo un descubrimiento para ellos/as: -¡Profe, menos mal que ya mismo son las 11 y media porque tengo un hambre!).

Por otro lado, introduje en la clase un esqueleto al que, por consenso, nombramos como "Pepito Huesitos" (el método más eficaz para eliminar miedos o angustias es la risa). Fue curioso el proceso que experimentaron algunos a través de la vinculación afectiva con el personaje. Cuando lo traje a clase (era un esqueleto pequeño), hubo varios que se quedaron un poco impactados porque les daba algo de miedo, pero sin embargo no asociaban esa sensación con ninguna experiencia previa. Es decir, que más que miedo podría decirse que sentían recelo.

Sin embargo, con el paso de los días, conforme avanzaba el proyecto, lo acogieron como a un compañero más. De hecho, el último día traje el esqueleto grande (que en teoría debería haber causado una fuerte impresión a los que recelaban del otro) diciéndoles que era su padre y que venía a recoger a Pepito para ir a otro cole a enseñarle la canción a otros niños/as. Pues bien, todos/as los despidieron dándole un beso a Pepito, algunos de los que sintieron miedo al principio incluso lo abrazaron, y le daban la mano al padre deseándoles buen viaje. Incluso a veces me preguntan si va a venir otra vez por clase. Cuando se está a gusto, los sentimientos negativos no tienen cabida.

Y llegó el día en que se celebró del carnaval a nivel de centro, pero como el proyecto se estaba alargando más de lo previsto en un principio, no nos daba tiempo a tener listos los disfraces. Esto no supuso ningún problema. Al contrario, proporcionó a este proyecto una nueva razón de ser, ya que todo este asunto del currículum implícito surgió a partir de ahí. Lo que en principio era un problema lo pude aprovechar como una ventaja puesto que comprendí que para desarrollar este nuevo objetivo era más eficaz que vivenciaran ambas experiencias (carnaval con disfraces comprados y carnaval con disfraces hechos con sus familias). De hecho, esta flexibilidad es una de las mejores ventajas de los proyectos, ya que se pueden alargar o recortar en el tiempo, introducir nuevas actividades y materiales, o incluir objetivos que surgen conforme se pone en práctica el proyecto. Siempre que acabo un proyecto corroboro que he añadido más objetivos de los que programé en un principio, y esto es así porque el proyecto es algo vivo donde puede haber modificaciones según las necesidades que van surgiendo, cosa que resulta muy complicada con otras metodologías más rígidas en las que se anticipa demasiado el proceso y los materiales a utilizar.

El día de carnaval los niños/as vinieron con disfraces comprados de casa. Justo el fin de semana siguiente, se les mandó para casa el patrón del disfraz de esqueleto para que hicieran con las familias el taller de manualidades. El lunes llegaron todos/as con su bolsa de basura, sus costillas y esternón recortados de un folio, y su careta de calavera de cartulina con la gomilla elástica. Los ojos de la calavera los picaron en clase y se les explicó las instrucciones para crear el resto, y de ese modo se lo transmitieran a las familias, formando parte activa del proceso.

Solía ocurrir que si el disfraz comprado se estropeaba, normalmente se lo quitaban sin más. Por contra, si se les caía la gomilla de la careta enseguida venían muy preocupados para que se les arreglara porque ya se había creado un vínculo entre ese disfraz y ellos/as (el disfraz no viene dado porque sí, sino que para conseguirlo hay que elaborarlo: la valoración del esfuerzo) y eran conscientes de que lo necesitaban para actuar ante sus compañeros/as de 5 años.

Con esto no pretendo decir que comprarle un disfraz a un niño/a en lugar de hacerlo en casa sea necesariamente negativo. Pero si siempre escogemos esa opción, por muy espectacular que sea el disfraz, o por muy caro que nos haya costado, no le aportaremos al niño/a más que eso: un disfraz (y esto se puede extrapolar a otras muchas situaciones). Por supuesto, también soy consciente de que todas las familias intentan ofrecer lo mejor a sus hijos/as, al igual que hacemos los maestros/as en las aulas, pero lo mejor no tiene porqué ser sinónimo de lo más caro o lo más exclusivo. Y en estos tiempos de crisis, estas enseñanzas cobran aún más valor si cabe, pues la escuela siempre ha de tener en cuenta los problemas de la sociedad de la que forma parte.

En definitiva, considero que se consiguió trabajar un objetivo implícito y se obtuvo una enseñanza muy valiosa, pero esta vez proveniente de los niños/as hacia nosotros los adultos: si valorásemos más las cosas como hacen ellos/as, seríamos mucho más felices.