domingo, 22 de julio de 2012

PROYECTO "LOS ÁRBOLES DEL COLE"

PROYECTOS DE 5 AÑOS 2011/2012: UNA BUENA FORMA DE FOMENTAR EL TRABAJO EN GRUPO

Este fue el segundo proyecto que llevamos a cabo en 5 años. Tenía la peculiaridad de que normalmente en esta etapa se suele trabajar mucho el centro de interés de los animales, quedando las plantas relegadas a un segundo plano.

Nos pareció buena idea, para conocer mejor nuestro entorno, estudiar los árboles que formaban parte del mismo. Los niños/as conocen muy bien los animales del patio: insectos, pájaros, etc., pero existía un desconocimiento generalizado de la flora que nos rodea y que nos ha acompañado durante nuestro crecimiento. Esos árboles estaban ahí antes de que empezáramos el cole y seguirán estando cuando los niños/as dejen el cole, por lo que nos parecía justo dedicarles este proyecto. Son los grandes desconocidos, pese a que forman parte de nuestra vida diaria.

Y, por suerte, nuestro colegio está ubicado en un entorno natural muy rico en flora y fauna: la desembocadura del río Guadalhorce. Este hecho no puede pasarnos desapercibido, sino que hay que aprovecharlo para construir nuestros aprendizajes. Ya empezamos en 3 años con el huerto escolar, y este proyecto viene a ser una continuación a mayor escala del mismo.

Otro buen motivo fue el hecho de que 2011 fue declarado año internacional de los bosques. La escuela no puede permanecer ajena a las demandas de la sociedad, sino que debemos asumirlas e integrarlas en nuestra actividad diaria.

El proyecto dio lugar a múltiples actividades, como veréis en la programación y en las fotos. Comenzamos utilizando un método de propuestas, mediante un mural de ideas previas donde se lanzaban hipótesis acerca de los árboles: alimentación, cuidados, partes, clases, frutos... Luego, como suele ser habitual, la información aportada de casa por las familias corrobora y amplía nuestro mural y nos acerca a la realidad. Además, traían semillas, hojas, flores... de su jardín, que habían encontrado paseando, etc. y tras observarlas y manipularlas, pasaban a nuestro rincón de naturaleza. Le resultó muy interesante la hoja de bananero, ya que bebieron agua como se hace en la selva. La mejor forma de aprender es experimentar.

Esta información que traen de casa: libros, ilustraciones, internet, murales... es muy útil y motivadora para los niños/as, ya que la presentan cada mañana en asamblea al resto de la clase y la comparten con los demás. Es una información que han trabajado la tarde antes en casa con sus familiares y al compartirla se convierten en maestros/as de sus compañeros/as.

Después, tras haber contado previamente con la ayuda del conserje y los jardineros de los servicios operativos del Ayuntamiento para que nos identificaran correctamente los árboles (tarea nada fácil, por cierto), decidí dividir la clase en 5 grupos de trabajo, uno por cada árbol que se iba a estudiar. Aprovechábamos el recreo para salir con cada grupo (uno por día) a investigar el árbol asignado. Llevábamos el material de exploración: cubo para recoger muestras, lupa, folio y cera para la huella del tronco, tijeras... y salíamos al patio de Primaria a explorar. Sobre el terreno recogíamos muestras de hojas, semillas, corteza, flores, frutos, observábamos la textura, la forma, el tamaño, la fauna que lo habitaba, y cualquier otra peculiaridad del árbol en cuestión, y les iba aportando información del árbol que, posteriormente, tendrían que compartir con los demás.

Al llegar a clase, el grupo elaboraba un mural del árbol estudiado con el fin de presentar la información a sus compañeros/as al día siguiente. Y he aquí uno de los momentos más gratificantes del proyecto: el compartir sus aprendizajes con los demás. En la asamblea, el grupo que había investigado ocupaba el centro con su mural, explicaban a los demás lo que habían aprendido y los compañeros/as, una vez terminada la exposición, podían hacerles preguntas levantando la mano. Os sorprendería ver la atención que prestaba el resto de la clase, las preguntas tan bien formuladas y el respeto que se ofrecían mutuamente. Mi labor simplemente se limitaba a observar porque ellos/as demostraban una autonomía que difícilmente se consigue con otro tipo de actividades más simples. Además, como todos/as iban a pasar por el rol de exponer el trabajo al resto de la clase, se fortalecía el ejercicio de la empatía.

Todos los murales se colocaban en el rincón de la naturaleza para consultarlos cada vez que lo necesitáramos. Y tras compartir el conocimiento, se procedía a plasmarlo en el papel, ya de forma individual, para que todos/as pudieran atesorarlo para siempre.

Cuando acabamos el proyecto, se hicieron carteles plastificados para colgarlos en los árboles estudiados para recordarlos siempre y, lo más importante, para que los demás alumnos/as de Infantil y de Primaria conocieran como se llaman los árboles de su colegio. Esto les hacía sentir muy orgullosos, ya que muchas veces les preguntaban los de Primaria para qué servían los cartelitos, y ellos/as les explicaban que habían estudiado el árbol y algunas de sus características. Compartían espontáneamente sus conocimientos.

Aunque esta era la línea de actividad principal del proyecto, hubo otras que les motivaron mucho, como la canción del árbol de la montaña con su musicograma (ideal para el ejercicio de la memoria), o las de relajación siendo semillas.

Y como los proyectos se relacionan unos con otros, muchos meses después, cuando estudiamos los dinosaurios, volvimos a echar mano del conocimiento que teníamos de los árboles de nuestro cole para encontrar fósiles (Ver entrada PROYECTO LOS DINOSAURIOS).

Es muy gratificante observar como, después de este proyecto, cada vez que salen al patio o pasean por el barrio, ven a los árboles con otros ojos.

En los enlaces os dejo la programación del proyecto, materiales y fotos para que entendáis mejor como funciona.

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