martes, 9 de abril de 2013

PROYECTO "LOS ESQUELETOS"

Proyectos de 4 años 2012/2013: EL CURRICULUM OCULTO

Una de las mayores ventajas de la metodología por proyectos es su versatilidad. Si bien se plantean en torno al desarrollo de un objetivo principal, también se cubren múltiples objetivos de forma transversal que de otra forma quedarían prácticamente excluídos de nuestra programación, y lo que es peor, de nuestra práctica docente.

Un ejemplo de ello es este proyecto. Su principal objetivo es desarrollar la capacidad lógica y matemática, pero para conseguirlo recorremos un camino en el que ponemos en liza otra serie de capacidades de tal importancia que adquieren un carácter de eje transversal y forman parte de lo que se denomina el currículum oculto, aunque yo prefiero llamarlo el currículum implícito.

Para aclarar estos conceptos, todos tenemos claro que hay un currículum normativo y prescriptivo que hay que atender por ley. Pero, si bien estos aprendizajes son explícitos y descritos en normativa (véase DECRETO 428/2008, de 29 de julio, por el que se establece la ordenación y las enseñanzas correspondientes a la Educación Infantil en Andalucía. (BOJA 19-8-2008); y ORDEN de 5-8-2008, por la que se desarrolla el Currículo correspondiente a la Educación Infantil en Andalucía. (BOJA 26-8-2008)), esto no significa que en un aula no tengan lugar otra serie de aprendizajes no especificados en normativa, pero que se acogen al ámbito del sentido común. Por ejemplo, no sería de sentido común establecer en mi aula un día de la fruta en el que los niños/as desayunen frutas y yo desayune un bizcocho.

A este respecto, la escuela debe tener, además de su papel obvio de centro de enseñanza, otra serie de funciones que forman más bien parte de la adaptación curricular del centro respecto a su entorno socio-económico y cultural.

Este proyecto tiene como finalidad trabajar los números, pero de forma implícita tiene otro objetivo tanto o más importante: desarrollar la valoración del esfuerzo personal. Me explico: mediante la canción de los esqueletos se trabajan los números del 1 al 10, pero como el proyecto tiene lugar durante la celebración del carnaval, necesitamos elaborar los disfraces de esqueleto para compartir la canción con otros compañeros/as. ¿Cómo cubre esta actividad una necesidad que demanda nuestro contexto? Pues en el momento en que esos disfraces son elaborados con materiales de uso cotidiano, haciendo que se valore el hecho de que no es necesario gastar una cantidad desproporcionada de dinero en un objeto que para los niños/as normalmente adquiere más valor cuando participan en su proceso de creación.

Al igual que existen centros en contextos de deprivación sociocultural con necesidades compensatorias tales como el acceso a las tecnologías (en el mejor de los casos), e incluso en casos más extremos el acceso a la alimentación, hay otros centros, como el mío, que al encuadrarse dentro de un contexto económico alto, las necesidades compensatorias son opuestas, pero siguen siendo necesidades que deben ser cubiertas: enseñar a los niños/as que no es más feliz el que más tiene, sino el que menos necesita (esta frase fue acuñada mucho antes de que existiera una conocida marca sueca de venta de muebles).

Y estos valores los niños/as los asumen de forma muy natural, porque no tienen ningún tipo de sesgo social que artificialmente nos creamos los adultos. El ejemplo claro está en que en muchas aulas conviven niños y niñas que proceden de clases sociales diferentes, de religiones distintas, de idiomas, costumbres y culturas diversas, y de estructuras familiares muy dispares y, sin embargo, se relacionan los unos con los otros sin ningún tipo de prejuicio ni de cortapisa. ¡Cuánto tendríamos que aprender a veces de los niños/as!

El caso es que aprendimos la canción y trabajamos los números en el libro para casa, y a partir de ahí escribir la fecha tenía más sentido, al igual que entender los números del calendario o las horas del reloj (todo un descubrimiento para ellos/as: -¡Profe, menos mal que ya mismo son las 11 y media porque tengo un hambre!).

Por otro lado, introduje en la clase un esqueleto al que, por consenso, nombramos como "Pepito Huesitos" (el método más eficaz para eliminar miedos o angustias es la risa). Fue curioso el proceso que experimentaron algunos a través de la vinculación afectiva con el personaje. Cuando lo traje a clase (era un esqueleto pequeño), hubo varios que se quedaron un poco impactados porque les daba algo de miedo, pero sin embargo no asociaban esa sensación con ninguna experiencia previa. Es decir, que más que miedo podría decirse que sentían recelo.

Sin embargo, con el paso de los días, conforme avanzaba el proyecto, lo acogieron como a un compañero más. De hecho, el último día traje el esqueleto grande (que en teoría debería haber causado una fuerte impresión a los que recelaban del otro) diciéndoles que era su padre y que venía a recoger a Pepito para ir a otro cole a enseñarle la canción a otros niños/as. Pues bien, todos/as los despidieron dándole un beso a Pepito, algunos de los que sintieron miedo al principio incluso lo abrazaron, y le daban la mano al padre deseándoles buen viaje. Incluso a veces me preguntan si va a venir otra vez por clase. Cuando se está a gusto, los sentimientos negativos no tienen cabida.

Y llegó el día en que se celebró del carnaval a nivel de centro, pero como el proyecto se estaba alargando más de lo previsto en un principio, no nos daba tiempo a tener listos los disfraces. Esto no supuso ningún problema. Al contrario, proporcionó a este proyecto una nueva razón de ser, ya que todo este asunto del currículum implícito surgió a partir de ahí. Lo que en principio era un problema lo pude aprovechar como una ventaja puesto que comprendí que para desarrollar este nuevo objetivo era más eficaz que vivenciaran ambas experiencias (carnaval con disfraces comprados y carnaval con disfraces hechos con sus familias). De hecho, esta flexibilidad es una de las mejores ventajas de los proyectos, ya que se pueden alargar o recortar en el tiempo, introducir nuevas actividades y materiales, o incluir objetivos que surgen conforme se pone en práctica el proyecto. Siempre que acabo un proyecto corroboro que he añadido más objetivos de los que programé en un principio, y esto es así porque el proyecto es algo vivo donde puede haber modificaciones según las necesidades que van surgiendo, cosa que resulta muy complicada con otras metodologías más rígidas en las que se anticipa demasiado el proceso y los materiales a utilizar.

El día de carnaval los niños/as vinieron con disfraces comprados de casa. Justo el fin de semana siguiente, se les mandó para casa el patrón del disfraz de esqueleto para que hicieran con las familias el taller de manualidades. El lunes llegaron todos/as con su bolsa de basura, sus costillas y esternón recortados de un folio, y su careta de calavera de cartulina con la gomilla elástica. Los ojos de la calavera los picaron en clase y se les explicó las instrucciones para crear el resto, y de ese modo se lo transmitieran a las familias, formando parte activa del proceso.

Solía ocurrir que si el disfraz comprado se estropeaba, normalmente se lo quitaban sin más. Por contra, si se les caía la gomilla de la careta enseguida venían muy preocupados para que se les arreglara porque ya se había creado un vínculo entre ese disfraz y ellos/as (el disfraz no viene dado porque sí, sino que para conseguirlo hay que elaborarlo: la valoración del esfuerzo) y eran conscientes de que lo necesitaban para actuar ante sus compañeros/as de 5 años.

Con esto no pretendo decir que comprarle un disfraz a un niño/a en lugar de hacerlo en casa sea necesariamente negativo. Pero si siempre escogemos esa opción, por muy espectacular que sea el disfraz, o por muy caro que nos haya costado, no le aportaremos al niño/a más que eso: un disfraz (y esto se puede extrapolar a otras muchas situaciones). Por supuesto, también soy consciente de que todas las familias intentan ofrecer lo mejor a sus hijos/as, al igual que hacemos los maestros/as en las aulas, pero lo mejor no tiene porqué ser sinónimo de lo más caro o lo más exclusivo. Y en estos tiempos de crisis, estas enseñanzas cobran aún más valor si cabe, pues la escuela siempre ha de tener en cuenta los problemas de la sociedad de la que forma parte.

En definitiva, considero que se consiguió trabajar un objetivo implícito y se obtuvo una enseñanza muy valiosa, pero esta vez proveniente de los niños/as hacia nosotros los adultos: si valorásemos más las cosas como hacen ellos/as, seríamos mucho más felices.


3 comentarios:

  1. Gracias PROFE
    Por abrirnos la ventana del día a día de nuestros hijos
    Por el cariño que le pones y por el cariño que les das
    Siempre agradecidos!!!!
    Los papas de Martina Lassaletta

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  2. Gracias a vosotros por el interés que ponéis en la educación de Martina.

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  3. Hola Juan Carlos:
    Este curso tengo una clase de 3 años, y hace unas semanas descubrimos la canción de los esqueletos. Les gustó tanto, que la piden a todas horas. Así que he decedido trabajar los esqueletos a la vuelta de navidad.
    Buscando por la red he encontrado todo el trabajo que hiciste con tus niños. Gracias por compartirlo, y sobretodo por justificarlo tan bien.
    Enhorabuena por tu trabajo, y lo tendré presente para trabajar con mis niños.

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