domingo, 4 de noviembre de 2012

PROYECTO "LAS NORMAS DE LA CLASE"

Proyectos de 4 años 2012/2013: CREANDO EL GRUPO 

Cuando comenzamos con un grupo nuevo, una de las prioridades a la hora de planificar nuestra actuación es tener claro que deben plantearse una serie de normas que faciliten la convivencia entre los alumnos/as.

Al igual que organizamos los espacios y los tiempos del aula, organizar la convivencia es un aspecto fundamental para garantizar el éxito en la realización de las actividades que llevemos a cabo.

Hay que tener en cuenta que los niños/as pasan de interactuar en grupos muy reducidos (la familia) donde existen unas diferencias de edad y de necesidades e intereses muy determinadas, a verse inmersos en un proceso de intervención en el cual coexisten, durante unas horas al día, con un grupo numeroso de compañeros/as con los que tienen que aprender a compartir espacios, tiempos, materiales, afectos e intereses. Y el mediador de todo este complejo proceso es el maestro/a. No obstante, el objetivo final de la interiorización de normas por parte de los niños/as es que llegue el momento en que dejemos de mediar. Esto ocurrirá cuando alcancen la autonomía moral suficiente como para poder autorregularse ellos mismos. Este proceso es largo y complejo, por lo que la paciencia juega aquí un papel determinante.

De ahí la necesidad imperiosa de establecer unas normas que regulen todas estas interactuaciones que, de otra forma, derivarían en un caos en el cual todos saldríamos perjudicados.

Además, estas primeras normas de convivencia que ayudan a regular la conducta permiten sentar las bases de unas pautas de comportamiento necesarias para la vida en sociedad, que cada vez será más compleja conforme avancen en su desarrollo.

En mi caso en concreto, creo que hay que tener muy claros seis conceptos:
  1. No debemos saturar a los niños/as de normas, éstas tienen que ser pocas y claras, y por supuesto, realizables.
  2. Los niños/as tienen que participar en el proceso de creación de las normas para que las comprendan, acepten e interioricen.
  3. Para los niños/as, las normas en sí no tienen ningún sentido. Por ello hay que crearlas dentro de un contexto lúdico donde las ejemplificaciones a través de juegos dramáticos han de desarrollar el proceso.
  4. Las sanciones por el incumplimiento de las mismas deben ser pactadas, proporcionadas y han de cumplirse sin excepciones. No obstante, lo más eficaz siempre es la valoración de las conductas positivas, más que la sanción de las conductas negativas, ya que el denominador común en las conductas infantiles es buscar la atención de sus figuras de afecto (en este caso el maestro/a).
  5. Las normas son eficaces cuando tienen efecto en todos los contextos. Por eso es imprescindible que en casa se trabaje en la misma dirección, con los mismos protocolos y procedimientos.
  6. El máximo ejemplo de conducta lo tienen en sus figuras de apego (en clase el maestro/a, y en casa sus padres) por lo que debemos ser coherentes con nuestras propias actuaciones. Para el niño/a la norma deja de tener valor en el momento que detecta incoherencias en nuestra conducta. Por ejemplo, no podemos decirles que no griten si nosotros estamos gritando.
Una vez aclarados estos conceptos, podemos aplicar el proyecto. Este curso, lo que hice fue presentar un cuento: "Las normas del hormiguero", donde se ejemplifican todas las normas que me interesaban aplicar en mi clase. Conversamos acerca de los problemas que tenían las hormigas y de ahí fueron surgiendo las propuestas de las normas, con ellos participando activamente. Esto lo veréis más claro con la siguiente transcripción de una de las conversaciones de asamblea:

- Yo: "Cuando las hormigas gritaron se derrumbó el techo del túnel y por poco aplastó a dos de ellas. ¿Qué norma necesitan para que no vuelva a pasar?".
- Los niños/as piensan al respecto y proponen: "No gritar".
- Y Adriana levanta la mano y dice: "Para saber dónde no se puede gritar tenemos que mirar hacia arriba y si hay techo no se puede"
- Entonces añade Jesús: "En el patio no hay techo, allí sí podemos gritar".
- Pero Blessing no lo tiene muy claro y dice: "Bueno, pero hay que gritar flojito porque sino nos duele la garganta".

A partir de aquí comienza el proceso de autorregulación, que se vio reforzado cuando se creó la figura del encargado de clase. De esta forma, cuando surge un conflicto (siempre que no sea algo grave), les digo que se lo digan al encargado y observo. Es sorprendente descubrir como cada vez van aprendiendo a resolver ellos solos sus problemas, con el referente de las normas como soporte.

Creamos cinco normas para la clase: "No pelearse", "No gritar y levantar la mano para hablar", "Obedecer a los mayores", "Ordenar y cuidar el material", y "Hacer los deberes". Todas tienen su correspondiente pictograma que está pegado en nuestro mural de la asamblea, ya que son un referente que tiene que estar presente en el aula.

Cada día trabajamos una nueva norma. En asamblea se debate a partir del ejemplo del cuento y se llega a conclusiones.

También se establecen las sanciones: normalmente una sanción de "tiempo fuera" tantos minutos como edad tiene el niño/a. Una vez pasado el tiempo se pregunta el porqué ha estado ese tiempo en una silla sin participar en la actividad, para que recuerde la norma, y siempre hay que terminar con afecto, ya que la sanción no es un castigo, sino una oportunidad para que se den cuenta que es más aburrido no cumplir las normas y tener que salir del grupo, que cumplirlas, participar de todas las actividades y que el maestro/a y los compañeros/as lo valoren. Por eso insisto en que tienen mejor efecto los refuerzos que las sanciones. Por ejemplo, si estamos en asamblea y hay varios que no paran de molestar, sería absurdo mandarlos a la silla (cinco o seis sillas). Es mucho mejor valorar el buen comportamiento de los otros: "chicos, os habéis fijado lo atenta que está Lucía. ¡Qué barbaridad, qué bien ha aprendido las normas! Ven aquí que te voy a dar un pedazo de beso". Automáticamente, los que molestaban cambian radicalmente su comportamiento.

Después, pasamos a papel la norma trabajada en el libro para casa y así poder compartirlas con las familias.

Y se hicieron otras muchas actividades. Para que hubiera un vínculo afectivo entre el cuento y nuestro grupo, compré un hormiguero con su colonia de hormigas. Todos los días se interesan por su hormiguero, quieren cuidarlas e incluso me pidieron que cuando explicara los trabajos, pusiera el hormiguero encima del mueble para que las hormigas pudieran aprender. El cuento se dramatizó, fabricaron antenas de hormigas, y llevamos a cabo algunos juegos psicomotrices que tenían que ver con las hormigas y con las normas. Todo esto lo podéis ver más detallado en la programación.

He optado por hacer este proyecto al empezar el curso, pero también se puede utilizar para trabajar el Día de la Constitución. Una de las ventajas de los proyectos es su versatilidad.

Lo mejor de todo es que invertimos apenas un mes en el proyecto, pero sus efectos durarán para toda la vida. Cada vez hay menos conflictos porque van aprendiendo a regular su conducta. Cada vez hay menos sanciones porque están aprendiendo a llegar a acuerdos entre ellos. Cada vez hay más sonrisas porque se está creando un ambiente de grupo, donde para conseguir atención y afecto no hay más que respetar las normas y a los demás, y esto es más divertido que estar en una silla enfadado.

2 comentarios:

  1. Hola Juan Carlos, en casa no tenemos tanto éxito en la aplicación de algunas normas. Seguiremos alguno de tus consejos.
    Nuestra hija no firma o lo hace de forma ininteligible por lo que no hemos podido identificar su trabajo...
    Gracias por tu labor y mucho ánimo para seguir así

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  2. En primer lugar agradeceros que hayáis entrado en el blog. Por otra parte he de deciros respecto al asunto de la producción escritora de María, que ahora que estamos inmersos en el segundo proyecto, ya no escribe con puntos y rayas como hace un mes, y la clave está en que no se le ha presionado diciéndole que estaba mal o bien, sino que ella ha descubierto, como hicimos nosotros en su día, que donde antes un punto era una A, ahora una A es una A. No os preocupéis, es normal. Son fases escritoras por las que tiene que ir pasando. Lo importante es que vaya avanzando.
    Respecto a las normas en casa... paciencia. Teniendo como referente a Fran es bastante normal que para llamar la atención haga precisamente todo lo contrario. Mi consejo es que más que regañar o sancionar, reforzad cuando lo haga bien. Os lo digo por experiencia. Cuando grita en clase le empiezo a hablar muy bajito y ella me imita. ¡Ánimo! Un abrazo.

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